La inspiración que acompaña a unos buenos tragos en un bar, y si es el Hopper's Bar mejor, y si los camareros piensan mal, todavía mejor. Bailando tregua y catala. Dejándose llevar por los encantos de Praga.... ¡Bueno! que sea Benjamín Prado quien les cuente qué maravilloso es escribir canciones y qué magnífica es la compañía de Joaquín, que sea él quien demuestre la perfección que buscaban ambos (yo no puedo sino decir que lo han conseguido). Ya lo han demostrado en anteriores ocasiones como en Esta noche contigo, Cuando aprieta el frío y Números rojos. Si tienen la oportunidad de leerlo, adelante, en un santiamén lo terminan y desde luego, uno puede poner cara de sorprendido, quizá de incrédulo con alguna que otra rareza que se deja descubrir en esas líneas.
[Y me da un poco de pena, quizá no la suficiente para no contarlo, pero la canción que menos me había gustado era Cristales de Bohemia y lo que son las cosas, ha sido la canción con la que al parecer batallaron en demasía...bueno con todas, pero esa es la que Prado puso de ejemplo. Lo bueno es que esta historia acaba bien y quién sabe cómo lo hace, pero no hay canción de Sabina que no me guste... Ay Praga, Darling, Praga...]
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